La Antigüedad tardía es el periodo de transición entre Edad Antigua y la Edad Media; las dos primeras divisiones de la periodización tradicional del tiempo histórico que se suelen aplicar a la Historia de la civilización occidental. Cronológicamente cubriría el periodo que va desde la crisis del siglo III, que marca el comienzo de la descomposición de la Antigüedad clásica, hasta la expansión musulmana y la constitución del Imperio carolingio(finales del siglo VIII), procesos que representaron el asentamiento definitivo del mundo medieval.
Henri Pirenne (Mahoma y Carlomagno) puede considerarse el creador del concepto, al poner de manifiesto lo esencial que para la caracterización definitiva de lo medieval significaron dos grandes acontecimientos: el Imperio de Carlomagno y la llegada del Islam a Europa; y los procesos que acarrearon: la ruptura de la unidad de la cuenca del Mediterráneo (en lo económico y en lo ideológico, una verdadera frontera de civilizaciones) y el cierre en sí misma de Europa Occidental o Cristiandad latina (previamente separada de la Cristiandad oriental del Imperio bizantino), donde se llevarán a su culminación las formas económicas, sociales, políticas e ideológicas de lo que se ha venido en llamar feudalismo y que venían desarrollándose desde el inicio de este periodo, quinientos años antes.
Distintas Interpretaciones
Para los historiadores materialistas (Perry Anderson, Transiciones de la Antigüedad al Feudalismo), el periodo de la Antigüedad tardía coincidiría con la transición del modo de producción esclavista al modo de producción feudal.
Algunos autores cultura-listas hacen llegar la Antigüedad tardía europea hasta los siglos VI y VII, mientras que, en lo político, los partidarios de la escuela mutacionista francesa la extienden hasta algún momento entre los siglos IX y XI, cuando el Estado central, la propiedad pública y los impuestos dieron lugar al feudalismo y sus censos.
Antigüedad tardía como transición
Habría sido un amplio periodo de transición en todos los ámbitos: en lo económico para la transición entre el modo de producción esclavista y el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica(cada una en su espacio).
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